Juventudes desplazadas por la violencia en Honduras: protagonistas resilientes hacia nuevos paradigmas de desarrollo sostenible desde la diversidad y el territorio

OIT, UNESCO y COIPRODEN realizan lanzamiento de proyecto Juventudes desplazadas por la violencia en Honduras: protagonistas resilientes hacia nuevos paradigmas de desarrollo sostenible desde la diversidad y el territorio, dirigido hacia tres vertientes, género, generaciones y derechos humanos.

Noticia | 24 de agosto de 2021
Este 24 de agosto, los alcaldes de Choloma, San Pedro Sula y Siguatepeque de Honduras, junto con la Oficina de la Coordinadora Residente de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia  y la Cultura (UNESCO), la Organización Internacional del Trabajo ( OIT ) para América Central, Haití, Panamá y República Dominicana y la  Coordinadora de Instituciones Privadas Pro las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos ( COIPRODEN ) realizaron el lanzamiento oficial del proyecto: Juventudes desplazadas por la violencia en Honduras: protagonistas resilientes hacia nuevos paradigmas de desarrollo sostenible desde la diversidad y el territorio.

Este proyecto procura fomentar y respaldar la construcción de paz en Choloma, San Pedro Sula y Siguatepeque (Honduras) centrando las dinámicas previstas en los conflictos existentes entre personas jóvenes desplazadas por la violencia en sus comunidades de origen y las comunidades locales de acogida.

Su objetivo será articular tres vertientes: género, generaciones y derechos humanos;  integrando el accionar de tres actores centrales (jóvenes, comunidades y autoridades locales) asumiendo el conflicto entre población desplazada y comunidades receptoras como punto de partida, definiendo la construcción de culturas de paz como punto de llegada y promoviendo la resolución pacífica de conflictos como el camino a recorrer.

En Honduras según ACNUR entre el 2004 y 2018 se registraron 247.000 desplazamientos internos en Honduras de los cuales 57 por ciento son niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

El Proyecto implicará una inversión de 1,5 millones de dólares y se financia desde el Fondo de Construcción de Paz (PBF por sus siglas en inglés) de la Secretaría General de las Naciones Unidas. Tendrá una duración de 18 meses (durante 2021 y 2022) y será ejecutado por dos agencias especializadas de la ONU (UNESCO y OIT) que cuentan con una extensa y fecunda experiencia en la implementación de proyectos de este tipo, especialmente en países atravesados por complejos conflictos sociales y agudos cuadros de violencia.

Para el desarrollo de este proyecto, UNESCO y OIT acordaron una alianza estratégica con La Red COIPRODEN, para acompañar la ejecución del proyecto; COIPRODEN es una Red de Organizaciones no Gubernamentales, de carácter social, sin fines de lucro, que surge en el año 1989, conformada por 25 organizaciones que trabajan para el bienestar de la niñez, adolescencia y juventud de Honduras.

El conflicto planteado entre personas jóvenes desplazadas y comunidades receptoras, afecta diferenciadamente a hombres, mujeres y personas LGBTIQ+, por lo que las intervenciones previstas tomarán centralmente en cuenta las desiguales relaciones de poder existentes, sustentadas en el machismo, la misoginia, la homofobia, el patriarcado y otras prácticas culturalmente similares, favorecedoras (todas) del dominio del hombre blanco adulto heterosexual.

Las diversas expresiones de violencia, en particular, son evidencias categóricas de las discriminaciones existentes, por lo que serán enfrentadas desde la promoción de la igualdad de género a todos los niveles, asumida como un eje transversal de todo el proyecto.

Esencialmente las principales acciones del proyecto se orientan al logro de resultados que buscan incidir con cambios actitudinales en lo personal, organizacional y colectivo, en donde se combinan tres grandes procesos:

(i) Las personas jóvenes empoderadas (organizadas, movilizadas) participan activamente en las dinámicas ciudadanas locales y construyen culturas de paz sustentadas en diálogos intergeneracionales, con enfoque de género, perspectiva generacional y pleno respeto a los derechos humanos.

(ii)
Las comunidades locales son más abiertas y receptivas, revisan críticamente estigmas y estereotipos dominantes respecto a las personas jóvenes desplazadas, y actúan proactivamente con enfoque de género, perspectiva generacional y pleno respeto a los derechos humanos.

(iii)
Los Gobiernos locales son más receptivos y dispuestos a generar espacios de diálogo ciudadano, impulsan relaciones menos conflictivas y más cooperativas, operando con enfoque de género, perspectiva generacional y pleno respeto a los derechos humanos.