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Día Internacional de las Cooperativas

Cómo las cooperativas pueden ayudar a los recolectores de desechos del Brasil a recuperarse de la COVID-19

El Día Internacional de las Cooperativas de este año, que se celebra el 4 de julio, se centrará en la acción por el clima. Las cooperativas de recolectores de desechos del Brasil son ejemplo de cómo las cooperativas pueden ayudar a combatir el cambio climático, haciendo frente al mismo tiempo a los desafíos que ha suscitado la pandemia de COVID-19.

Opinión | 3 de julio de 2020
Sonia Dias, Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO)
El Brasil es uno de los países más afectados por la pandemia de COVID-19, y uno de los grupos más afectados del país son los recolectores de desechos, que recuperan materiales para reciclar. Estos grupos están verdaderamente en lo más bajo de la escala.

Trabajo con los recolectores de desechos del Brasil y oigo directamente lo que dicen.

“Tenemos miedo... necesitamos ayuda para parar las actividades, no sabemos por cuánto tiempo… ni lo que puede pasar.”

“No podemos trabajar, y no tenemos ayuda financiera... al final no sabemos cómo manejar nuestros ingresos, cómo llevar comida a la mesa.”


Para la mayoría de la gente, los recolectores de desechos son invisibles. Sin embargo, realizan un servicio esencial para la sostenibilidad y la salud de las ciudades. Se encargan de alrededor del 90 por ciento del reciclado en el Brasil, y desempeñan una función indispensable en la economía circular y la economía verde. En vez de verlos como clasificadores de basura, deberían ser considerados administradores ambientales.


La recolección de desechos siempre ha sido un trabajo duro. Algunos problemas obedecen a que se trata de trabajadores informales, carentes de protección social y de seguridad de los ingresos. Otros tienen que ver con el trabajo mismo. Tropiezan con dificultades a la hora de vender lo que encuentran y clasifican, tratar con los intermediarios y afrontar la privatización de la recolección de desechos, así como con la falta de cumplimiento de las leyes y de los acuerdos sobre la gestión de desechos.

Sin embargo, al formar cooperativas, estos recolectores lograron considerables avances para resolver esos problemas. Las investigaciones que realicé en el Brasil muestran que las cooperativas han ayudado a esas personas a hacer frente a una amplia gama de importantes dificultades cotidianas, en particular la negociación con los poderes públicos y los intermediarios privados, la seguridad y salud en el trabajo, la violencia de género, los problemas de vivienda, la protección jurídica y el acceso a espacios de almacenamiento y lugares en el mercado local.

Los trabajadores informales han utilizado muchas estrategias diferentes para abordar los problemas que afrontan: federaciones, asociaciones y cooperativas. En mi región, América Latina, las cooperativas, que son empresas propiedad de los miembros, constituyen un modelo que combina la solidaridad con la respuesta a las necesidades económicas.

Actualmente, en el Brasil hay casi 1.300 cooperativas de recolectores de desechos. La Argentina y Colombia también tienen sólidas organizaciones de recolectores de desechos, en su mayoría cooperativas, que han hecho sustanciales progresos en la integración de sus miembros en las cadenas de gestión de desechos, el mejoramiento de sus condiciones de trabajo y la formalización del proceso de reciclado informal.

Los avances logrados por los recolectores de desechos gracias a sus cooperativas son fruto de décadas de arduo trabajo. La COVID-19 amenaza estas conquistas. Los recolectores de desechos son más propensos a contraer la infección a causa de la insalubridad de los lugares de trabajo y los cobertizos de clasificación y de la suspensión de la recolección de desechos separados debido a la pandemia. Sin ello, no tienen trabajo ni ingresos.

No obstante, frente al desafío que supone la pandemia, las cooperativas una vez más han prestado apoyo a sus socios. Hemos examinado unas 150 empresas cooperativas de 21 estados del Brasil en cuanto a sus estrategias de respuesta a la pandemia. Hemos visto que han encontrado otros medios de afrontar los problemas y ayudar a conseguir resiliencia.

Se movilizaron tempranamente para proteger a sus miembros y crearon nuevas condiciones de trabajo a fin de limitar las infecciones. Un sorprendente 98 por ciento de las cooperativas examinadas señalaron que habían adoptado medidas de seguridad esenciales, en particular el uso de equipo de protección personal (EPP), la desinfección y la higiene personal. También facilitaron a sus socios directrices para la prevención del virus, medidas, todas ellas, recomendadas por la Global Alliance of Waste Pickers (Alianza mundial de recolectores de desechos) en sus orientaciones sobre la COVID-19.

Una vez más, las cooperativas han dado prueba de su relevancia. A medida que buscamos medios de recuperarnos de la pandemia y construir una “normalidad mejor”, ello puede ayudarnos a avanzar hacia sistemas económicos y urbanos más justos, que sean resilientes, sostenibles y dotados de capacidad de respuesta.

Por Sonia Dias, Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO)