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En el campamento de refugiados de Mbera, en Mauritania, la OIT capacita a jóvenes en oficios de la construcción

Los alumnos de una obra-escuela del programa PECOBAT construyen una escuela primaria para los niños del campamento mientras aprenden habilidades que los harán más empleables.

Reportaje | 19 de junio de 2020
Mariama, 23: “Aprendí el oficio de albañilería el año pasado y desde entonces me encanta el trabajo de la construcción y su entorno.”
© Stéphane Bardinet
MBERA, Mauritania (OIT Noticias) – Fatimata Walet Mohamed observa su trabajo. Tiene motivos para sentirse orgullosa, puesto que hace nueve meses no sabía nada de topografía ni sobre ese inusual y eficaz instrumento de medición que ha pasado a ser una herramienta de trabajo indispensable para ella.

Como ella explica ilusionada: "Sí, al principio todo era complicado: los ángulos, los niveles, las distancias… pero si quieres aprender, logras hacerlo", especialmente porque "la formación alternada es muy útil; si únicamente se estudia la teoría, no se entiende la práctica, y viceversa".

Fatimata trabaja como topógrafa en un proyecto que puso en marcha la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en colaboración con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), cuyo objetivo es construir una escuela primaria en el campamento de Mbera, en la zona sudoriental de Mauritania, que desde 2012 acoge a más de 50.000 refugiados que huyen de la situación de conflicto en Malí, a 60 kilómetros de distancia.

Antes de su formación, Fatimata "ni siquiera imaginaba que podría hacer algo después de la escuela", como ella señala; "hoy sé que seré topógrafa toda mi vida y que iré a los lugares en los que encuentre trabajo". "El futuro de esta mujer de 25 años va más allá del recinto del campo de refugiados.

La obra-escuela forma parte de un programa de la OIT que tiene por objeto mejorar la empleabilidad de los jóvenes y facilitar su integración profesional en sectores con una gran demanda de empleo, en el marco del proyecto PECOBAT, cuyo objetivo es impulsar la economía local en las regiones de Assaba, Gorgol y Guidimakha, gracias a la financiación de la Unión Europea y de la Agencia Francesa de Desarrollo.

La edad de los aprendices, que abandonaron la escuela sin calificación alguna, oscila entre los 16 y 28 años. También participan alumnos de la vecina ciudad mauritana de Bassikounou. El objetivo de la formación es capacitar a los jóvenes en oficios de la construcción de edificios y carreteras, sectores en los que existe una gran demanda de profesionales, en particular, de albañiles, fontaneros, electricistas, agrimensores y trabajadores de terraplenado, con el fin de contribuir al desarrollo económico de Mauritania y Malí.

El programa también tiene por objeto promover la igualdad entre hombres y mujeres. Casi la mitad de los alumnos de la obra-escuela, en todos los oficios, son mujeres.

Mariama, de 23 años y refugiada del campo, procede de la región de Tombuctú y es la encargada de un equipo de trabajo desde 2018. Dirige la labor de los obreros que están bajo su responsabilidad. "Aprendí el oficio de albañilería el año pasado y desde entonces me encanta el trabajo de la construcción y su entorno", señala.

Reunidos en torno al capataz, los alumnos escuchan las instrucciones necesarias para llevar a cabo el próximo trabajo, consistente en la construcción de una valla alrededor del perímetro de la futura escuela primaria. Durante varios días, los alumnos cavaron zanjas rectilíneas, provistos de palas y picos, para colocar los cimientos de hormigón. La arena del lugar es muy fina, lo que provoca frecuentes desprendimientos nocturnos, de ahí que el trabajo tenga que recomenzarse a menudo al día siguiente.

El programa PECOBAT también tiene por objeto promover los materiales locales. Habida cuenta de ello, en el proyecto se utilizan ladrillos de arcilla sin cocer, cuyas propiedades aislantes son muy útiles en un país en el que la temperatura puede rebasar los 50 C° en verano. Los ladrillos sin cocer, material de construcción inmemorial empleado en toda la zona tropical y del Sahel, se utilizan ampliamente en toda la región, y ello debería contribuir a fomentar la empleabilidad de los futuros albañiles.

La obra-escuela constituye un gran reto para los jóvenes que hasta hace poco no sabían nada de los oficios de la construcción, y una gran esperanza para los niños del campamento de Mbera, que podrán participar en programas de capacitación impartidos en emplazamiento reales al comienzo del próximo año escolar. Se prevé que la escuela abra sus puertas este invierno.