Discurso del Director General ante la 346ª reunión del Consejo de Administración de la OIT

Declaración | 31 de octubre de 2022
Señora Presidenta,
Señoras y señores miembros del Consejo de Administración,
Señoras y señores observadores,
Señoras y señores:

Ante todo, quisiera agradecerles a todos ustedes sus cálidas palabras de aliento, apoyo y amistad.

Permítanme reiterarles una vez más mi profunda gratitud por la confianza que han depositado en mí, concediéndome el privilegio de servir a nuestra augusta Organización en estos tiempos tan delicados como complejos.

La semana pasada recibimos la noticia de la compra de Twitter. No es mi intención provocar debates sin fin sobre esta cuestión, pero tenemos que rendirnos a la evidencia: esta operación es un reflejo de las contradicciones que prevalecen actualmente a escala mundial.

Por un lado, asistimos a la transformación estructural de nuestras economías, donde la tercerización y los avances tecnológicos sin precedentes sientan las bases de la economía digital, observamos progresos científicos destacables, como atestigua la producción en un tiempo de récord de vacunas contra la covid, y vemos cómo la economía mundial evoluciona de forma exponencial a pesar de los sobresaltos actuales.

Por otro lado, nos enfrentamos al aumento sin precedentes de las desigualdades dentro de los países y entre ellos, el deterioro de la relación de trabajo, la precarización de millones de empleos, la tendencia a la informalización del sector formal, la degradación de la situación del trabajo infantil y del trabajo forzoso, la ausencia flagrante de una protección social mínima para 4 000 millones de personas, los desafíos planteados por el empleo juvenil, etc.

El mundo necesita urgentemente un nuevo contrato social. Como hemos dicho en más de una ocasión, los valores fundacionales de la OIT, esos mismos valores que nuestros antecesores defendieron en 1919 conservan hoy en día toda su actualidad.

Ante todos ustedes, reunidos aquí en este día, me comprometo solemnemente a desplegar todos mis esfuerzos para defender estos valores fundacionales de la OIT, que todos compartimos - paz, justicia social, crecimiento económico equitativo y solidaridad- dentro del respeto y la protección del medio ambiente.

Me honra que muchos de ustedes hayan tenido la oportunidad de contribuir a perfeccionar y enriquecer mi visión de la OIT, convirtiéndola en una visión común, que nos pertenece a todos y que, todos juntos, hemos de llevar a la práctica.

La función normativa de la OIT sigue siendo el puntal de nuestra Organización. Es nuestro deber asegurarnos de que el sistema normativo de la OIT siga promoviendo la justicia social. Por consiguiente, debemos reforzar nuestra capacidad tripartita para afrontar, mediante la acción normativa, las profundas transformaciones del mundo del trabajo, y estar a la altura de los cambios que están afectando a la relación de trabajo y al lugar de trabajo.

El auge de la economía de plataformas digitales, la transición ecológica hacia los empleos verdes, las cadenas de suministro y muchos otros temas exigen una respuesta inmediata.

Soy consciente de que son cuestiones sumamente complejas, como se puso de manifiesto en las recientes y arduas deliberaciones que mantuvo la Reunión de expertos sobre el trabajo decente en la economía de plataformas, pero también considero que deben prevalecer nuestra determinación común y las expectativas del mundo del trabajo, así como la necesidad de acelerar el examen de las normas vigentes.

La búsqueda de justicia social no puede ser un cometido exclusivo de la OIT, sino que requiere la participación de todas las partes interesadas.

En otras palabras, se impone la necesidad urgente de establecer una Coalición Mundial para la Justicia Social. Hemos de reconocer que la cuestión social es el elemento más débil de la terna economía ámbito social medio ambiente. Es nuestro deber actuar en favor del planeta y del bienestar de sus habitantes. Sin duda, cuando hay justicia social, las sociedades y las economías funcionan mejor y hay menos pobreza, desigualdades y tensiones sociales; justicia social concuerda con justicia ecológica.

La Coalición tiene por objeto facilitar y reforzar la colaboración y la acción colectiva, reuniendo a la OIT y a sus mandantes con los organismos de las Naciones Unidas, las instituciones financieras internacionales, la sociedad civil, el sector privado, los asociados para el desarrollo, los círculos universitarios y otras partes interesadas en promover la justicia social en el marco de la formulación de políticas a nivel mundial, regional y nacional, por un lado, y en el contexto de la cooperación para el desarrollo o los acuerdos financieros, comerciales y de inversión, por otro.

Señora Presidenta, señoras y señores miembros del Consejo de Administración,

La inclusión de la seguridad y salud en el trabajo (SST) como principio y derecho fundamental en el trabajo ha dado un nuevo impulso a la promoción de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Por esta razón, tengo la intención de centrar más la labor de la OIT en el ámbito de la SST.

El empleo pleno y productivo y la protección laboral siguen siendo una prioridad. En el día de hoy hemos publicado la décima edición del Observatorio de la OIT sobre el mundo del trabajo. Tengo muy presentes las necesidades de nuestros Estados Miembros y de los interlocutores sociales en materia de creación de empleo, habida cuenta de las graves repercusiones que las múltiples crisis están teniendo en el empleo y en los mercados de trabajo, especialmente para las mujeres y los jóvenes.

Las empresas sostenibles desempeñan un papel decisivo en el fomento del crecimiento inclusivo y del trabajo decente. Debemos actuar para crear un entorno político e institucional propicio para las empresas, tanto las microempresas, las pequeñas y las medianas empresas, incluidas las de la economía social y solidaria, como las empresas multinacionales. La búsqueda de una mayor productividad y el desarrollo de las competencias siguen siendo esenciales, en particular para los países de bajos ingresos y los países de ingresos medios, así como la necesidad de reforzar los vínculos entre el aumento de la productividad y el trabajo decente, y de garantizar que los beneficios de la productividad se compartan equitativamente entre las partes interesadas, con inclusión de los trabajadores, los empleadores y las comunidades locales.

Las cadenas de suministro siguen siendo un poderoso motor de crecimiento económico y de desarrollo. Para mantener esta cualidad es necesario que todas las partes interesadas aborden los retos que se plantean con demasiada frecuencia en muchas cadenas de suministro y los conviertan en oportunidades. Tenemos que garantizar que los principios y derechos fundamentales en el trabajo – y por supuesto la SST – se apliquen plenamente en las cadenas de suministro.

La justicia social es impensable sin protección. Debemos redoblar nuestros esfuerzos para lograr la protección social universal. Aunque la pandemia de COVID-19 generó una respuesta política de protección social sin precedentes, la inversión en este ámbito no debe limitarse a la adopción de medidas puntuales de respuesta a la crisis, sino que debe inscribirse en un marco de políticas más amplias y a más largo plazo para prevenir la pobreza y reducir las desigualdades. Debemos trabajar estrechamente con ustedes -nuestros mandantes- para elaborar estrategias y políticas integrales de protección social universal que sean inclusivas y tengan en cuenta las cuestiones de género, y que cuenten con una financiación sostenible y adecuada.

Huelga decir que ninguno de estos objetivos se hará realidad sin un diálogo social eficaz. Por ello, propongo un programa específico para desarrollar las capacidades de las organizaciones de empleadores y de trabajadores, con el fin de aprovechar su potencial como impulsores de un cambio positivo en el mundo del trabajo. Nuestro Centro Internacional de Formación de la OIT en Turín desempeñará un papel fundamental en este esfuerzo.

Es fundamental centrarse más en fortalecer la capacidad de todos los mandantes y aportarles el apoyo necesario para ayudarles a abordar las causas profundas de los conflictos laborales, fomentar la confianza entre los interlocutores sociales para lograr un diálogo social eficaz y reforzar otros mecanismos de resolución de conflictos que conduzcan a relaciones laborales armoniosas.

Del mismo modo que la Coalición Mundial para la Justicia Social servirá de marco para la coherencia de las políticas en materia de justicia social a nivel multilateral y en otros ámbitos, a nivel interno también debemos reforzar la coherencia y la coordinación dentro de la Oficina. Para respaldar este esfuerzo, propongo cinco programas de acción en áreas que son transversales a los resultados en materia de políticas y a los departamentos técnicos, y que representan importantes oportunidades para la promoción de la justicia social.

Con ocasión de esta reunión del Consejo de Administración, tendrán ustedes la oportunidad de abordar estas prioridades, en particular la cuestión de las transiciones que nos conciernen a todos, ya sea en relación con la informalidad o con las cuestiones medioambientales. El trabajo decente en tiempos de crisis o posteriores a las crisis nos concierne ahora más que nunca, y debemos definir un objetivo ambicioso común y sólido en lo que respecta a las cadenas de suministro, la inversión y el comercio.

Por lo tanto, y permítanme subrayarlo, los programas de acción no están al margen de los siete resultados en materia de políticas ni los complementan. Su objetivo consiste más bien en agrupar la labor realizada en el marco de varios resultados y contribuir a su consecución más eficaz.

Por otra parte, quisiera destacar que el hecho de que estas cinco áreas temáticas se hayan convertido en programas de acción específicos es un testimonio de la importancia crítica que le atribuyo a cada una de ellas. Por ejemplo, la igualdad de género y la no discriminación son indisociables y forman parte integrante de la justicia social. Por lo tanto, la OIT debe integrar imperativamente la perspectiva de género, no sólo por razones de equidad, sino porque la participación de mujeres y hombres en la fuerza de trabajo - en igualdad de condiciones - es un importante motor de crecimiento y desarrollo.

También estoy decidido a trabajar estrechamente con ustedes para lograr que el Instrumento de Enmienda de 1986 a la Constitución de la OIT entre en vigor después de un largo proceso. Me complace comunicarles que, después de la reunión de marzo del Consejo de Administración, se han registrado cinco nuevas ratificaciones del Instrumento de Enmienda de 1986, con lo que el número total de ratificaciones y aceptaciones asciende a 122. Dado que el Instrumento de Enmienda de 1986 debe ser ratificado o aceptado por 125 de los 187 Estados Miembros, se necesitarían aún tres ratificaciones.

Para llevar a cabo el ambicioso programa de trabajo que propongo para los próximos años, tengo el privilegio de trabajar con funcionarios de la OIT altamente motivados y dedicados. Reconozco que nuestro personal constituye el principal recurso de la Organización. Reconozco asimismo que es importante que la composición del personal de la Oficina refleje en la mayor medida posible la composición de la Organización. Permítanme reiterar también algo que he dicho en múltiples ocasiones: estoy firmemente comprometido con el objetivo de alcanzar la igualdad de género en los niveles de P5 y categorías superiores.

Nos esforzaremos por seguir mejorando la calidad de nuestra cooperación para el desarrollo, asegurando una mejor integración de las distintas fuentes de financiación y el seguimiento de los resultados de las evaluaciones y la gestión de los riesgos, incluidas las recomendaciones de la Red de Evaluación del Desempeño de las Organizaciones Multilaterales. La movilidad del personal y la búsqueda de la armonización de las condiciones de trabajo del personal financiado con cargo a la cooperación para el desarrollo con las del personal financiado con cargo al presupuesto ordinario es también una cuestión fundamental que debe abordarse en colaboración con el Sindicato del Personal.

Estas mejoras serán impulsadas por la innovación. Debemos establecer un sistema para identificar nuevas soluciones, políticas y prácticas que promuevan la justicia social. Me comprometo a establecer un mecanismo de innovación de la OIT para coordinar las iniciativas innovadoras en áreas de política prioritarias.

Cuando asumí este cargo, introduje un organigrama revisado para la Oficina. Al diseñar la nueva estructura, he dado mucha importancia a la necesidad de trabajar como Una OIT, e igualmente a la colaboración y la coordinación entre departamentos y regiones.

En el nivel directivo superior, nombraré a un Director General Adjunto. El Director General Adjunto supervisará la puesta en marcha de los cinco programas de acción prioritarios que han sido incluidos en mis propuestas de programa de trabajo y tendrá bajo su responsabilidad nuestra labor mundial de investigación y estadística, así como el Centro Internacional de Formación de la OIT en Turín.

He decidido abandonar la estructura de la Oficina dividida en tres carteras para agrupar nuestros departamentos políticos y operativos en cuatro nodos, que estarán bajo la dirección de sendos Subdirectores Generales. Es posible que en las próximas semanas se realicen más ajustes en la estructura de la Oficina, una vez que terminen las consultas que se están llevando a cabo con los departamentos afectados y con el Sindicato del Personal.

Las consultas llevadas a cabo por mi equipo de transición han señalado algunos ámbitos en los que creo que hay margen para esas mejoras. Por ejemplo, el llamado para adoptar un enfoque basado en alianzas reforzadas y ampliadas, que podría favorecer la fusión de nuestras actividades de cooperación para el desarrollo con las de cooperación multilateral en un único departamento. La voluntad de hacer un uso más eficaz de nuestra experiencia sectorial es otro ámbito.

A lo largo de la campaña y desde las elecciones, he recibido un número abrumador de peticiones de los Estados Miembros para que la OIT intensifique el apoyo que les brinda sobre el terreno. Y así lo haremos. Aunque estas demandas y expectativas son multidimensionales, soy muy consciente de todo lo que se dice a nivel mundial sobre la labor de la OIT en países como Qatar, especialmente en relación con la Copa Mundial de la FIFA de 2022. Se puede afirmar que la labor realizada en los últimos años por la OIT con el Estado de Qatar y en ese país ha dado resultados positivos, y que incluso ha permitido alcanzar importantes avances, pero es cierto que aún se requieren mejoras. En consecuencia, la Oficina está debatiendo con el Estado de Qatar – con cuyo Ministro de Trabajo me reuniré esta misma semana- acerca de la continuación de nuestro compromiso y del programa de trabajo para los próximos años. Dicho programa podría requerir la transformación de la actual oficina de proyectos en una verdadera oficina de país, con los recursos adecuados para ello.

La situación actual de la asistencia oficial para el desarrollo, combinada con un crecimiento real cero de nuestro presupuesto en los últimos 20 años aproximadamente, exige que la Oficina busque constantemente una mayor eficiencia y posibles recortes. En este contexto, propongo suspender las reuniones regionales en su configuración actual. La verdad es que si eliminamos las reuniones regionales en su configuración actual, liberaríamos suficientes recursos para abrir más oficinas sobre el terreno y proporcionar recursos adecuados para los programas de acción. La Oficina solicita sus orientaciones a este respecto.

Señora Presidenta, señoras y señores miembros del Consejo de Administración,

Me he referido a los desafíos mundiales, cuya realidad es innegable. Pero no debemos olvidar que las situaciones de crisis también brindan oportunidades, que tenemos que saber reconocer y aprovechar.

Actualmente, el protagonismo de la búsqueda de justicia social pone en primer plano a la OIT y su mandato. La OIT goza de mayor reconocimiento que nunca, en gran medida gracias a la hábil dirección de mis antecesores en el cargo.

La OIT es una institución sólida. Nuestro mandato ocupa un lugar central en las preocupaciones mundiales, y tenemos la capacidad y la energía de traducir ese mandato en medidas concretas para todos.

Con el apoyo de todos ustedes, estoy convencido de que juntos conseguiremos construir un mundo mejor y, en ese proceso, no dejaremos que nadie sucumba a la desesperación.

Les agradezco su atención.